viernes, 6 de agosto de 2010

Origen



Tengo dos directores de culto: Hayao Miyazaki y, a partir de hoy, Christopher Nolan. Pude empezar a tenerlo como tal después de ver y admirar El caballero oscuro, pero la de Batman era la primera película suya que veía y las obras de arte, como los errores, también pueden ser fruto de la casualidad. Cuando se repiten no hay lugar para la duda: son fruto del genio. Origen pudo haber sido 3D pero, tras unas cuantas pruebas, Nolan decidió que no lo fuera y justificaba su decisión argumentando que en una película en 3D nunca te olvidas de que estás viendo una película. El medio repiquetea, las gafas oscurecen la visión y aprietan en las sienes. La suspensión de la incredulidad, tan necesaria para que fluya la magia, no se produce. Sin embargo, y lejos de resignarse a los actuales límites de la tecnología, Nolan ha ido más allá y los ha superado: Origen es una película en 4D, un milagro redondo que viene a recordarnos que la vida es sueño y que los sueños, a veces, se convierten en cine.


Valoración: 10/10


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