Airbender: El último guerrero

Me parece que fue mi amigo Marcelo el que, inmediatamente antes de empezar la película El tigre y el dragón (Ang Lee, 2000), me avisó de que se trataba de una leyenda y que, por ello, no debía sorprenderme si los personajes volaban o realizaban movimientos imposibles. Aún así, he de confesar que en ningún momento dejó de sorprenderme, quizá porque tales prodigios nunca acababan de acoplarse bien al tono de la película. Airbender (trailer) también es una leyenda pero, a diferencia de El tigre y el dragón, lo es a lo largo de todo el metraje. Los diálogos, los gestos, la apariencia de los protagonistas... Todo en Airbender huele a epopeya y pergamino y, por eso, hace falta un poco de inocencia infantil para dejarse atrapar por su poética acumulación de fantasías.

Por coincidencia de calendario se ha establecido un paralelismo bastante estúpido entre Airbender y Origen dejando, por lo general, a la primera muy por debajo de la segunda. No tienen nada que ver. En absoluto. El único punto en común que les veo es el del enorme genio de sus directores: Christopher Nolan y M. Night Shyamalan.