viernes, 9 de julio de 2010

Madres e hijas



No lo sé, pero buena parte de la crítica profesional debe haber puntuado por lo bajo esta película de Rodrigo García (hijo de Gabriel García Márquez) y llamado la atención sobre su mensaje conservador. Ultraconservador, como dicen algunos, así a lo superhéroe. Y es que "Madres e hijas" tiene todos los ingredientes de una película conservadora, de una buena película conservadora. Hay monjas buenas y una rubia tremenda y redimida. A los personajes se les ve venir desde el principio y en ningún momento hacen algo inesperado, ni siquiera cuando se deciden a hacerlo. Dicho esto, hay que manifestarse en favor de las películas conservadoras porque tienen tanto derecho a existir como las de Oliver Stone o las de Pedro Almodóvar. "Madres e hijas" sabe cómo mantener la atención, conoce al espectador y le ofrece estímulos bien masticados con el único objetivo de emocionarle. La duda se resuelve, el relativismo queda destruido y los cabos sueltos no caben en este cuento en donde la madurez pasa por volver a la infancia.



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