sábado, 6 de octubre de 2012

Los mercenarios 2




Se han hecho películas sobre grandes héroes, se han hecho películas agrupando a esos grandes héroes pero jamás se había hecho una película sobre los actores que interpretaban a esos grandes héroes. Los Mercenarios 2 es una inolvidable celebración cinematográfica y para apreciarla hay que ir vestido para la ocasión, con la mente convenientemente preparada para los festejos. Los regalos están asegurados, sabemos cuáles van a ser y la pregunta -la intriga, el argumento mismo- consiste en descubrir cuándo aparecerán sobre la pantalla: cuándo Bruce Willis, cuándo Schwarzenegger, cuándo Chuck Norris... Y luego las frases, las referencias, las locuras. Una película, como dice mi amigo Álex, puede valorarse del diez al cero pero una vez sobrepasado ese cero hay otro diez esperando: el diez prima, digamos. Si por un lado está la pretenciosidad de pedir lo que no se da por el otro está el buen negocio de dar lo que se pide.

NOTA: 10/10


lunes, 10 de octubre de 2011

Somewhere



Esto es Lost in translation 2 o, dicho de otra forma, Los ricos también lloran 3. Sofia Coppola nos ofrece más de lo mismo pero con una cría de once años haciendo el papel de Scarlett Johanson, strippers en lugar de karaokes y un Ferrari en vez de una cinta de correr. La soledad. El vacío con lucecitas. De nuevo. El elemento más novedoso de la película es la cría debido, sobre todo, a que aún es demasiado joven para tener un novio gilipollas. De Somewhere, aparte de que tiene un título bonito, se puede decir que hace bien lo que hace. Como esas tías del principio, que no dominan demasiado la barra pero tienen dotes para que no importe demasiado. Luego están las palabras simples donde se esperarían los hexámetros y los murmullos haciendo de silencio introspectivo. La conclusión: que el dinero no lo arregla todo y que follar tampoco es para tanto. Un consuelo para pobres y feos... Y un aditivo más para los ricos sexualmente satisfechos.



sábado, 1 de octubre de 2011

La deuda




Tener un plan es básico para que la vida sea vida. Todo plan genera unas expectativas, fabrica unos ideales, justifica unos sacrificios. Los planes sucesivos materializan el espíritu y lo superponen a la materia que pasa. La deuda es la historia de dos fantasías llamadas "progreso" y "justicia", del secuestro del uno por la otra en el Berlín oriental y de sus consecuencias en un presente cada vez más doloroso. Aquí nada está resuelto aunque todo lo parezca desde el principio. Las simetrías entre las que se mueve la película son mera apariencia, un falso espejo que delata los efectos de la inconsistencia humana. Un juego de los siete errores. John Madden ha fabricado con esta película el relato sobre los vaivenes de la historia y de quienes la protagonizan y la narran. En La deuda la verdad se abre paso irreparablemente y lo hace como solamente puede hacerlo: a través del sufrimiento que supone renunciar a la opciones fáciles y a las soluciones de compromiso. Como dice la famosa frase: si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes.




sábado, 24 de septiembre de 2011

El árbol de la vida



Cuando entré en la sala de cine no sabía quién era Terrence Malick. Iba limpio y puro como una virgen. Con mi flor intacta. Luego me he enterado de que también fue él quien perpetró esa abominacíón llamada La delgada línea roja, película que rompió mi costumbre de no salirme del cine por muy mala que fuese la película. Este hombre y yo nunca vamos a entendernos. Esa vida suya se parece demasiado poco a la vida. Como en esas escenas de tipos silenciosos pululando solemnemente por la playa -así en plan City of Angels-, tan ombligueras y, por encima de todo, injustificadas. Los personajes de Malick no cagan. Al parecer.

Malick, por decirlo de alguna forma, es demasiado alemán para mi gusto. Por mucho que se empeñe, yo no puedo percibir con los sentidos -ni, por supuesto, disfrutar a través de ellos- algo tan alejado de los sentimientos, algo tan metafísico, algo que tiene que recurrir a lo cósmico para acercarse a lo humano. Lo humano es sangre, sobre todo. No son estrellas danzando en el firmamento ni lava abismándose en el mar. Un hombre ensimismado no es más que un hombre ensimismado y los puntos azules sobre fondos verdes no son más que puntos azules sobre fondos verdes, por mucho que se empeñen los directores de los museos de arte contemporáneo.

El new-age es la negación de la evidencia -de eso tan bonito que se llama superficialidad- y para mí El árbol de la vida es una película tan new-age que se queda en una portada brillante, colorida y con letras plateadas. Que no tiene chicha, vamos. Parece que todos los personajes -porque nunca alcanzan el grado de personas- estén planteándose a cada momento el sentido de la vida... Y que la vida les pase por delante de los ojos sin que se den cuenta. Una película que me gustó mucho fue Copia certificada, que se parece a esta en el envoltorio pero que, a diferencia de esta, llevaba dentro un bonito regalo. Esta, salvo algunos minutos que brillan por la tregua, es sólo un monumento -supongo que bastante caro- a la inanidad.



martes, 1 de marzo de 2011

Cisne negro




Con la misma cantidad de bronce se puede fabricar un juego de llaves o unos grilletes, crear una obra de arte o un montón de chatarra, ser Rodin o Chillida. Un homenaje puede engrandecer a lo homenajeado o convertirlo en una caricatura. Cisne negro hace honor a la obra de Tchaikovsky y, de paso, le concede una dosis de prestigio extra al séptimo arte con su apabullante demostración de genio, capacidad y trabajo. A algunas películas les basta con un director visionario y unos figurantes obedientes. A las mejores se les añade la firme determinación de pasar a la historia y el compromiso y el esfuerzo de todos los implicados para conseguirlo.





martes, 16 de noviembre de 2010

Copia certificada



Hay películas –sobre todo, malas películas- cuya principal finalidad es la de servir de espejo, espejito mágico de su director. Un espejo, espejito mágico en el que poder mirarse, reconocerse y exigir el reconocimiento: “Ah, ¡ese soy yo! ¡Mirad!” Copia certificada, al contrario que esas reproducciones del ego personal a tamaño cinematográfico, busca gustar y no gustarse, recrear y no recrearse, constituyendo un perfecto ejercicio y alarde de seducción. Impacta, captura, duele y embelesa hasta alcanzar, en su remate, aquel éxtasis del aire cuando pesa y hace improductivas las palabras.



sábado, 11 de septiembre de 2010

Un pequeño cambio



En nuestra última reunión, le comenté a Javi que me gustaba Jennifer Aniston y se extrañó tanto como si le hubiese dicho que el Everest me parecía alto. Pero Jennifer Aniston nunca ha sido mi tipo: tiene la cara demasiado angulosa, parece un poco estirada y, aunque resulta ser una mujer expresiva, parece más sencillo imaginársela sin serlo. Javi no daba crédito ante estas últimas consideraciones y tampoco quiso exponerme los motivos, para él evidentes, sobre las que declarar improcedente e insultante la conversación. Sin embargo, y aunque fuese por caminos separados, Javi y yo habíamos llegado al mismo destino: Jennifer Aniston, después de todo, era una mujer interesante. Mi comentario venía a colación de su última película, Un pequeño cambio, en la que interpreta a una mujer que decide quedarse embarazada por inseminación artificial. El personaje, a partir del guión y visto desde fuera, tenía bastante peligro de caer en el ridículo. Desde dentro, desde la interpretación llevada a cabo por Jennifer Aniston, la cuarentañera y superada pero luchadora Kassey se hace consistente y creíble, al contrario que sus compañeros. Jason Bateman saca adelante con oficio a un personaje con demasiadas grietas y de Jeff Goldblum sólo se puede decir que parece que los directores de esta película le hayan dado una segunda oportunidad después de salir de tres o cuatro clínicas de desintoxicación. La película es entretenida y enternecedora... Pero, Jenny, cariño: tú sola vales la entrada.