martes, 4 de noviembre de 2008

Transiberian



Hay personajes que crean historias e historias que crean personajes. Casablanca pertenece al primer tipo de películas, Transiberian al segundo. Con Rick Blaine e Ilsa Lund todo habría sido muy distinto. O con John McClane, ya puestos. Pero Roy, Jessie, Abby y Carlos son demasiado peleles y se dejan arrastrar durante todo el metraje como el ferrocarril transiberiano en los 9.288 kilómetros de rieles que separan Vladivostok y Moscú. A ratos entretiene pero el viaje, en conjunto, es frío y previsible.


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